Este método
creado por el alemán Bert Hellinger, desde una mirada cósmica global, podría
ser visto como una forma para sanar heridas del pasado, específicamente las
llevadas a cabo con el Holocausto en la Segunda Guerra Mundial. Desde los
inicios de esta terapia, en sus talleres grupales Hellinger se encontró con
pacientes cuyas temáticas terminaban gestándose con algún antepasado que formó
parte activa de la Alemania Nazi y tuvo a su cargo la ejecución de macabras
acciones. Desde el propio autor, de ser así, es un hecho cuya forma de saldar
la deuda por el dolor causado, sería la exclusión del sistema familiar.
Este tema es bastante complejo
ya que tiene ver con un principio general presente en toda la obra de
Hellinger, que tiene que ver con el Amor. Todos los movimientos que se realizan
en una Constelación Familiar son en base al Amor. Y es más, todos los
problemas, dolores y sufrimientos que tienen las personas que los llevan a
querer constelar, también son creados desde el Amor. Un hijo que repite el
patrón de violencia del padre, lo hace por su sentido de pertenencia y la
lealtad para con el padre. Una hija cuyo hermano mayor muere trágicamente en un
accidente, se siente culpable y pierde su deseo por la vida, debido a la
lealtad familiar para con su hermano, tiene la sensación de porqué tú y yo no,
no es justo, me voy contigo. Esto ocurre por la lealtad que tiene cada miembro
del sistema familiar, con el gran Alma Familiar, pero se da manera particular y
muy intens en los hijos. Los hijos son totalmente fieles a sus padres.
Pero este sentido de pertenencia
tiene una contraparte en la cual se da de manera inversa. Existen casos en
acciones específicas llevadas a cabo por un miembro del sistema familiar que
conllevan a tal grado de deshonra por el daño causado, que la única forma de
aliviar la tensión y el sufrimiento causado al sistema familiar completo, es la
exclusión de él de dicho sistema. Básicamente, salir de la familia. Para aquellas
personas que tienen manejo teórico de este método, podrán darse cuenta que esta
situación es totalmente contraproducente, ya que según el propio autor, todo
integrante del sistema familiar tiene pleno derecho a pertenecer a éste. La
única forma para explicar esta excepción a la regla, guarda relación con el
daño causado por el miembro de la familia a otro, tanto del mismo sistema como
a alguien externo.
En los casos observados por
Hellinger de pacientes con antepasados vinculados a acciones del Holocausto,
sobretodo de oficiales de ejército a cargo de pelotones, su sistema familiar 50
años más tarde sigue pagando las consecuencias del daño causado. Nietos y
bisnietos actúan diariamente con sentimientos de culpa, sin voluntad de vivir,
inmersos en relaciones de pareja disfuncionales, abuso de alcohol, drogas,
psicofármacos, depresiones endógenas, bipolaridad, esquizofrenia, por nombrar
algunos. Todo esto como una forma encontrada
por cada uno de manera inconsciente para mitigar el daño causado. Muchas veces
esto no se sabía, era verdaderamente un secreto familiar. Pero el gran Alma
Familiar se encarga de restablecer el equilibrio entre el dar y recibir, dando
devuelta la dosis igual de dolor que la causada originalmente.
Lo difícil de casos como estos,
en donde la acción de uno en particular generó daños irreparables, con muertes
de por medio, es que la única manera funcional y conciliadora que queda para el
sistema familiar completo y restablecer el Orden en Amor, es que ese miembro en
particular, energéticamente sea expulsado del sistema mismo. Cabe hacer mención
y recalcar que la expulsión es solo energética en este caso, ya que no se tiene
la oportunidad de expulsar físicamente, en este caso al abuelo “nazi” y aparte
que aunque estuviera vivo, no está participando activa y presencialmente en
dicha constelación y es su energía “malévola” (por darle un nombre poco
ortodoxo) el que es expulsado del sistema. En constelaciones como esta, el
representante del integrante que causó el daño, repite su reconocimiento del
daño efectuado no solo a las víctimas, sino también a su familia completa,
incluyendo las generaciones posteriores, y también refiere que para enmendar el
daño causado, decide autoexiliarse y así restablecer el equilibrio y el fluir
armónico del Amor en dicha familia.
En este tipo de caso extremo, no
se está negando la pertenencia de este miembro al sistema familiar, sino que se
acepta su decisión de salir de ella, como forma de perdón, al mismo tiempo que
sirve de precedente para el resto de la familia, que si bien todos tienen
derecho a pertenecer al sistema, hay ciertas cosas que sí se realizan, no
pueden ser aceptadas como tal. Al aceptar esta parte oscura del sistema, sirve
de crecimiento y fortalece el gran Alma Familiar, al aceptar el Amor en sus
infinitas formas, como también puede ser en una exclusión.
Hay otro tipo de caso extremo en
donde también ocurre una exclusión que tiene que ver con generaciones próximas
una de otra o incluso en la misma generación. Esto es el caso del incesto,
maltrato y/o abuso entre hermanos, etc. Esto no es una regla genérica aplicable
para cada sistema familiar, en que si ocurre algo como lo descrito, la única
medida remediable es la exclusión. Depende de cada sistema familiar.
Pero cuando ocurre este tipo de
alteración al orden familiar, como cuando un padre abusa de un hijo o un
hermano mayor, de su hermana más pequeña, el proceso de sanación parte por el
reconocimiento de lo sucedido. Si se mantiene en el anonimato, como algo tabú,
es el gran Alma de la Familia el que se encargará de sistematizar puntos de
encuentro entre victimario y víctima. Esto llevará consigo a que tarde o
temprano la verdad salga a flote. Tiene que ver simplemente con el tercer orden
establecido por Hellinger, que es el equilibrio entre el dar y recibir.
En este caso, al reconocer lo
realizado y visualizar durante la constelación del daño causado al integrante
visto en desprotección (el hijo frente al padre, o el hermano menor en edad frente al mayor), el victimario
deberá reconocer el daño causado y aceptar las consecuencias de lo realizado.
Acá es donde cada sistema familiar hará su propio veredicto al respecto. Hay
sistemas familiares en donde la exclusión no es necesaria y solo basta un
reconocimiento genuino por parte del victimario. El gran Alma Familiar
representando en la Constelación Familiar reconoce el sentimiento y la emoción
honesta de disculpa y de manera innata realiza el movimiento genuino de acogida
del victimario, sanando así heridas importantes.
Por otro lado, cuando el daño
causado al interior del sistema familiar ha sido de grandes proporciones y los
representantes no sienten de manera fidedigna lo referido por el victimario, la
decisión es la exclusión.
Y en este caso en particular me
quiero referir. He tenido la oportunidad de conocer casos en los cuales el
sistema ha decidido la exclusión de un miembro familiar, pero este miembro es
actual. No solo vive aún, sino que forma parte del sistema familiar nuclear
cotidiano. Como dije anteriormente, esta exclusión es representativa y
energética. No es una exclusión física. En este caso, no es que el victimario
deba ser desterrado de la familia, cambiarse de casa, cambiar el apellido y
vivir casi como ermitaño. Todo esto ocurre en un plano energético de la imagen
del Alma Familiar representada en una constelación. Este punto es de vital
importancia tenerlo 100% claro. Todo lo que se menciona acá ocurre en una
Constelación Familiar. Es en esta instancia en donde energéticamente el
victimario es expulsado. En la familia real, esto no ocurre de esta manera. El
funcionamiento global de una Constelación Familiar es la construcción de una
imagen del sistema a partir de lo referido por el paciente, la cual después es
trabajada por la interacción de las propias personas asistentes al evento y que
personifican a un miembro en específico, de acorde a las impresiones y frases
sanadoras entregadas por el Constelador.
Es en este lugar en donde el
victimario es expulsado o reconoce su autoexilio, el cual si respetado por el
sistema familiar y tomando las indicaciones dadas Constelador, como la de no
hablar de lo ocurrido en una constelación en por lo menos un mes (pero yo
sugiero no hablar nunca de ello, así se permite que el trabajo de la imagen
realizada en una Constelación sea permanente e ininterrumpida); permitirá una
liberación en el miembro real y en la vida real, de aquella parte de su ser
energéticamente cargada con los hechos dolorosos, y generará cambios en sí
mismo y en la familia total, no teniendo que pasar así por una exclusión
física. En términos concretos y aterrizados familiares para personas con
creencias interdimensionales, se podrá reconocer y transmutar aquella parte del
Ser victimario que lo hizo realizar tales acciones dañinas, permitiéndole así
un renacer físico y en Amor, en donde podrá vivir de manera más armónica en el
interior del sistema familiar.
No es sencillo entender este
tipo de situaciones, escapan en gran parte a nuestra lógica racional. Pero como
ya es conocido en las Constelaciones Familiares, los procedimientos
lógico-estructurales de la mente, no tienen cabida acá...
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