lunes, 11 de noviembre de 2013

¿Qué significa la exclusión en una Constelación Familiar?



Este método creado por el alemán Bert Hellinger, desde una mirada cósmica global, podría ser visto como una forma para sanar heridas del pasado, específicamente las llevadas a cabo con el Holocausto en la Segunda Guerra Mundial. Desde los inicios de esta terapia, en sus talleres grupales Hellinger se encontró con pacientes cuyas temáticas terminaban gestándose con algún antepasado que formó parte activa de la Alemania Nazi y tuvo a su cargo la ejecución de macabras acciones. Desde el propio autor, de ser así, es un hecho cuya forma de saldar la deuda por el dolor causado, sería la exclusión del sistema familiar.
                Este tema es bastante complejo ya que tiene ver con un principio general presente en toda la obra de Hellinger, que tiene que ver con el Amor. Todos los movimientos que se realizan en una Constelación Familiar son en base al Amor. Y es más, todos los problemas, dolores y sufrimientos que tienen las personas que los llevan a querer constelar, también son creados desde el Amor. Un hijo que repite el patrón de violencia del padre, lo hace por su sentido de pertenencia y la lealtad para con el padre. Una hija cuyo hermano mayor muere trágicamente en un accidente, se siente culpable y pierde su deseo por la vida, debido a la lealtad familiar para con su hermano, tiene la sensación de porqué tú y yo no, no es justo, me voy contigo. Esto ocurre por la lealtad que tiene cada miembro del sistema familiar, con el gran Alma Familiar, pero se da manera particular y muy intens en los hijos. Los hijos son totalmente fieles a sus padres.
                Pero este sentido de pertenencia tiene una contraparte en la cual se da de manera inversa. Existen casos en acciones específicas llevadas a cabo por un miembro del sistema familiar que conllevan a tal grado de deshonra por el daño causado, que la única forma de aliviar la tensión y el sufrimiento causado al sistema familiar completo, es la exclusión de él de dicho sistema. Básicamente, salir de la familia. Para aquellas personas que tienen manejo teórico de este método, podrán darse cuenta que esta situación es totalmente contraproducente, ya que según el propio autor, todo integrante del sistema familiar tiene pleno derecho a pertenecer a éste. La única forma para explicar esta excepción a la regla, guarda relación con el daño causado por el miembro de la familia a otro, tanto del mismo sistema como a alguien externo.
                En los casos observados por Hellinger de pacientes con antepasados vinculados a acciones del Holocausto, sobretodo de oficiales de ejército a cargo de pelotones, su sistema familiar 50 años más tarde sigue pagando las consecuencias del daño causado. Nietos y bisnietos actúan diariamente con sentimientos de culpa, sin voluntad de vivir, inmersos en relaciones de pareja disfuncionales, abuso de alcohol, drogas, psicofármacos, depresiones endógenas, bipolaridad, esquizofrenia, por nombrar algunos. Todo esto como una forma  encontrada por cada uno de manera inconsciente para mitigar el daño causado. Muchas veces esto no se sabía, era verdaderamente un secreto familiar. Pero el gran Alma Familiar se encarga de restablecer el equilibrio entre el dar y recibir, dando devuelta la dosis igual de dolor que la causada originalmente.
                Lo difícil de casos como estos, en donde la acción de uno en particular generó daños irreparables, con muertes de por medio, es que la única manera funcional y conciliadora que queda para el sistema familiar completo y restablecer el Orden en Amor, es que ese miembro en particular, energéticamente sea expulsado del sistema mismo. Cabe hacer mención y recalcar que la expulsión es solo energética en este caso, ya que no se tiene la oportunidad de expulsar físicamente, en este caso al abuelo “nazi” y aparte que aunque estuviera vivo, no está participando activa y presencialmente en dicha constelación y es su energía “malévola” (por darle un nombre poco ortodoxo) el que es expulsado del sistema. En constelaciones como esta, el representante del integrante que causó el daño, repite su reconocimiento del daño efectuado no solo a las víctimas, sino también a su familia completa, incluyendo las generaciones posteriores, y también refiere que para enmendar el daño causado, decide autoexiliarse y así restablecer el equilibrio y el fluir armónico del Amor en dicha familia.
                En este tipo de caso extremo, no se está negando la pertenencia de este miembro al sistema familiar, sino que se acepta su decisión de salir de ella, como forma de perdón, al mismo tiempo que sirve de precedente para el resto de la familia, que si bien todos tienen derecho a pertenecer al sistema, hay ciertas cosas que sí se realizan, no pueden ser aceptadas como tal. Al aceptar esta parte oscura del sistema, sirve de crecimiento y fortalece el gran Alma Familiar, al aceptar el Amor en sus infinitas formas, como también puede ser en una exclusión.
                Hay otro tipo de caso extremo en donde también ocurre una exclusión que tiene que ver con generaciones próximas una de otra o incluso en la misma generación. Esto es el caso del incesto, maltrato y/o abuso entre hermanos, etc. Esto no es una regla genérica aplicable para cada sistema familiar, en que si ocurre algo como lo descrito, la única medida remediable es la exclusión. Depende de cada sistema familiar.
                Pero cuando ocurre este tipo de alteración al orden familiar, como cuando un padre abusa de un hijo o un hermano mayor, de su hermana más pequeña, el proceso de sanación parte por el reconocimiento de lo sucedido. Si se mantiene en el anonimato, como algo tabú, es el gran Alma de la Familia el que se encargará de sistematizar puntos de encuentro entre victimario y víctima. Esto llevará consigo a que tarde o temprano la verdad salga a flote. Tiene que ver simplemente con el tercer orden establecido por Hellinger, que es el equilibrio entre el dar y recibir.
                En este caso, al reconocer lo realizado y visualizar durante la constelación del daño causado al integrante visto en desprotección (el hijo frente al padre, o el hermano  menor en edad frente al mayor), el victimario deberá reconocer el daño causado y aceptar las consecuencias de lo realizado. Acá es donde cada sistema familiar hará su propio veredicto al respecto. Hay sistemas familiares en donde la exclusión no es necesaria y solo basta un reconocimiento genuino por parte del victimario. El gran Alma Familiar representando en la Constelación Familiar reconoce el sentimiento y la emoción honesta de disculpa y de manera innata realiza el movimiento genuino de acogida del victimario, sanando así heridas importantes.
                Por otro lado, cuando el daño causado al interior del sistema familiar ha sido de grandes proporciones y los representantes no sienten de manera fidedigna lo referido por el victimario, la decisión es la exclusión.
                Y en este caso en particular me quiero referir. He tenido la oportunidad de conocer casos en los cuales el sistema ha decidido la exclusión de un miembro familiar, pero este miembro es actual. No solo vive aún, sino que forma parte del sistema familiar nuclear cotidiano. Como dije anteriormente, esta exclusión es representativa y energética. No es una exclusión física. En este caso, no es que el victimario deba ser desterrado de la familia, cambiarse de casa, cambiar el apellido y vivir casi como ermitaño. Todo esto ocurre en un plano energético de la imagen del Alma Familiar representada en una constelación. Este punto es de vital importancia tenerlo 100% claro. Todo lo que se menciona acá ocurre en una Constelación Familiar. Es en esta instancia en donde energéticamente el victimario es expulsado. En la familia real, esto no ocurre de esta manera. El funcionamiento global de una Constelación Familiar es la construcción de una imagen del sistema a partir de lo referido por el paciente, la cual después es trabajada por la interacción de las propias personas asistentes al evento y que personifican a un miembro en específico, de acorde a las impresiones y frases sanadoras entregadas por el Constelador.
                Es en este lugar en donde el victimario es expulsado o reconoce su autoexilio, el cual si respetado por el sistema familiar y tomando las indicaciones dadas Constelador, como la de no hablar de lo ocurrido en una constelación en por lo menos un mes (pero yo sugiero no hablar nunca de ello, así se permite que el trabajo de la imagen realizada en una Constelación sea permanente e ininterrumpida); permitirá una liberación en el miembro real y en la vida real, de aquella parte de su ser energéticamente cargada con los hechos dolorosos, y generará cambios en sí mismo y en la familia total, no teniendo que pasar así por una exclusión física. En términos concretos y aterrizados familiares para personas con creencias interdimensionales, se podrá reconocer y transmutar aquella parte del Ser victimario que lo hizo realizar tales acciones dañinas, permitiéndole así un renacer físico y en Amor, en donde podrá vivir de manera más armónica en el interior del sistema familiar.
                No es sencillo entender este tipo de situaciones, escapan en gran parte a nuestra lógica racional. Pero como ya es conocido en las Constelaciones Familiares, los procedimientos lógico-estructurales de la mente, no tienen cabida acá...
               

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